enero 29, 2009

LOS PROYECTOS DE AULA: una alternativa didáctica[1]

Hace ya más de 10 años, en el lenguaje de los educadores y de la educación, se ha introducido el concepto de PROYECTOS, como uno de los términos centrales al desarrollo de las nuevas concepciones educativas que priorizan en la didáctica planteamientos relacionados con enfoques constructivistas, teorías sobre el aprendizaje significativo y pedagogías activas.

Por supuesto que el término ha tenido diversas acepciones, todas relacionadas con la intencionalidad que se le quiere adjudicar a los proyectos, pero acá solamente se hará referencia a los que en adelante se denominará como PROYECTOS DE AULA, los cuales están orientados hacia el aprendizaje.

Como sabemos bien, en la ley se pedía a cada institución educativa proponer, aprobar, implementar y evaluar los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), en los cuales se explicita toda la oferta educativa, incluyendo los aspectos pedagógicos, administrativos y curriculares que relacionan la institución con el medio en el cual está inscrito, con las ciencias, los avances en la pedagogía y las realidades de las personas que dan vida a la propuesta institucional.

Dentro del PEI, debe también darse cuenta de unos Proyectos especiales, a veces llamados Pedagógicos, en los cuales se explicitan unas intencionalidades formativas de la institución y que también designan parte de la especificidad de cada escuela o colegio. Entre ellos se encuentran los Proyectos asociados a la Educación Sexual o de la Afectividad, a la Ecología, a la Formación Cívica o ciudadana, al Arte, a la Ciencia, en fin, multiplicidad de opciones que se concretan en propuestas a ser realizadas por toda la institución a lo largo del año escolar y con intención de abarcar todo el proceso de formación ofrecido.

Pero acá, tal como se insinuaba en un comienzo, se hará relación a otro tipo de Proyectos, aquellos que los estudiantes y sus profesores desarrollan en el Aula de Clase, con el fin de alcanzar mejores y más significativos aprendizajes, a través de la participación de todos y la construcción cooperada del conocimiento.

Una aproximación a la definición

Por Proyecto de Aula se entiende acá un medio y una estrategia para posibilitar la construcción del conocimiento por parte de los estudiantes con el acompañamiento del profesor y el apoyo de la comunidad, para el logro de un aprendizaje significativo.

En la anterior definición, es importante precisar el significado de sus componentes, antes de pasar a la descripción de sus características.

Los proyectos son un medio, no un fin en la educación o en la didáctica. Lo que se pretende cuando un grupo de estudiantes inicia su proceso de formación, va más allá de los contenidos propuestos o de los métodos previstos. Por eso los proyectos o cualquiera otra estrategia pedagógica, no debe absolutizarse y más bien deberá recurrirse a la sabiduría y la creatividad para que éstos se adapten a las urgencias, las necesidades y los propósitos de la formación prometida. Hay formas, modos, métodos y técnicas diversas, que pueden ser empleadas en distintos momentos y para diferentes propósitos; los educadores deben conocerlos y utilizarlos tanto cuanto sirvan para los fines educativos que se pretenden. Si bien los Proyectos de Aula, son una excelente estrategia para facilitar la construcción del conocimiento y el aprendizaje de los estudiantes, no puede entenderse como una panacea, ni mucho menos como la única manera de modernizar la educación en nuestras instituciones educativas.

Los proyectos son una estrategia para realizar algunos de los propósitos formativos en educación. Una estrategia es en general una serie de pasos o actividades, deliberadamente planificados para la alcanzar una meta, en este caso de aprendizaje[2] y con ello se quiere diferenciar de las tácticas o técnicas que dan cuenta de los procedimientos específicos descritos en la estrategia, para alcanzar la meta de aprendizaje. Por esta razón no podemos denominar como proyectos a actividades aisladas de aprendizaje, sino al conjunto de ellas organizadas, planificadas, orientadas hacia un fin educativo. Muchas veces los proyectos se pierden en las técnicas y entonces disminuye la motivación, se obstaculiza el aprendizaje y se disipan los fines.

Los proyectos posibilitan la construcción del conocimiento. El conocimiento que las personas tenemos acerca de las cosas y las ideas mismas, provienen de diversas fuentes y algunas de ellas pueden facilitarlas más que otras, tal como es el caso de los Proyectos de Aula, los cuales son medio privilegiado para alcanzarlos de una manera particular a la cual se le denomina en pedagogía como constructivista. Cuando se habla de la construcción del conocimiento, se hace referencia a la capacidad que tienen los seres humanos para llegar al conocimiento por construcciones, las cuales son diferentes (y opuestas) a la "copia" de la realidad o a la simple reflexión de los sujetos. El conocimiento construido es en realidad el producto de la interacción entre el sujeto que conoce y el objeto conocido, con el apoyo de otros mediante una acción cooperada, logrando dar un nuevo sentido a las realidades objetivas y subjetivas. Esta perspectiva supone la participación activa de quien aprende, la consideración de que toda persona posee unas ideas previas a partir de las cuales llega a las nuevas comprensiones, que este proceso requiere de la participación de otras personas (iguales o expertos), que se realiza en ambientes naturales, los cuales proveen los contenidos y que supone formas democráticas de interacción que faciliten el reconocimiento y respeto por los otros y sus ideas, generando de esta manera opciones para la participación activa de todos los actores.

Los proyectos posibilitan el aprendizaje de los estudiantes. Este es quizás uno de los rasgos más importantes que se deben resaltar en esta propuesta. De una educación centrada en la enseñanza por parte del profesor, se pasa a una que enfatiza el aprendizaje por parte del estudiante. Además de lograr una buena enseñanza, el maestro debe preocuparse porque el estudiante alcance un excelente aprendizaje y para ello es importante la enseñanza, pero lo es más la construcción personal que hace el estudiante, los intercambios que éste realiza entre las características o las demandas del medio y las construcciones que ha alcanzado en situaciones anteriores. Dos cosas acá deben ser consideradas: el papel del aprendizaje como relacionado pero independiente de la enseñanza y la ponderación en que es el propio estudiante quien aprende. Las consecuencias educativas de estas afirmaciones son múltiples: deben conocerse las características cognitivas de los estudiantes, tener una teoría del aprendizaje y actuar consecuentemente con ella, dar mayores posibilidades de experimentación directa a los estudiantes, son algunas de ellas.

Los proyectos requieren del acompañamiento del profesor. Desde hace algunos años, en muchos textos sobre educación, se viene resaltando que el profesor o la profesora son ante todo unos acompañantes de los procesos vividos por los estudiantes. El acompañante es alguien que conoce las rutas, los caminos, los métodos, los contenidos, las claves de los aprendizajes, pero ante todo es alguien que permite que los demás sean, que puedan vivir las experiencias de una manera directa y a partir de ellas construyan los significados de las mismas. Se desea resaltar que un acompañante no es quien lo da todo (esta sería la figura del profesor tradicional), pero que tampoco es un espectador pasivo del acontecer de sus estudiantes. Muy por el contrario, el acompañante es aquella persona que orienta, pero también provoca, cuestiona, reta, da elementos para que los demás puedan avanzar según sus capacidades y comprensiones, sin entregarlo todo, pero dando la suficiente confianza para que todos puedan sentirse aprendices competentes.

Unida a la anterior idea, está la del acompañamiento de la comunidad. Los proyectos requieren de la participación del máximo de personas que puedan facilitar su realización y del mayor número de recursos. El proyecto posibilita que el aprendizaje se de por fuera de las cuatro paredes del aula y se realice en el mundo real, en las condiciones y oportunidades de las comunidades en las cuales se encuentran los estudiantes. De esta manera se aprovecha la sabiduría de los más viejos, las aventuras de los más jóvenes, las experiencias de los adultos y de otros pares, pero también la inmensa riqueza que ofrece el vecindario, el barrio, la ciudad: museos, instituciones, lugares, animales, terrenos… en fin, la multiplicidad de recursos que pueden encontrarse en cualquier lugar, todos ellos puestos al servicio de los aprendizajes de los estudiantes, lo cual no solamente hace posible un mejor conocimiento, sino que compromete a todos en la formación de las nuevas generaciones.

Finalmente, los proyectos deben llevar a un aprendizaje significativo. Según Ausubel[3] éste es aquel en el cual el estudiante realiza conexiones sustantivas y no arbitrarias entre los conocimientos previos y los nuevos aprendizajes. De alguna manera se hace relación a que los aprendizajes así alcanzados tienen sentido (por ejemplo que se pueden relacionar con la historia particular de cada estudiante) y tienen significado (es decir significan algo para ellos, son comprensibles). Para ello es necesario que se den por lo menos dos condiciones esenciales: que los contenidos ofrecidos tengan significatividad lógica (que estén bien organizados, que sean posibles de ser aprendidos) y que tengan significatividad psicológica (que puedan encontrar estructuras en los sujetos que les permitan aprender y que les motiven o movilicen hacia tales aprendizajes). El desarrollo de los proyectos, deberá entonces llevarnos a ello.

Principales características

Son muchas las características que se adjudican a los proyectos y acá no se mencionarán todas. Solamente se referenciarán aquellas consideradas importantes para los propósitos de este escrito.

1. Surgen del interés de los estudiantes, de sus necesidades. Cuando se desea que los alumnos sean los protagonistas de su propio aprendizaje, entonces una de las primeras preocupaciones de los educadores es adaptar la enseñanza, sus contenidos y sus métodos a los requerimientos de aquellos para quienes va dirigida especialmente.

2. Están anclados en la realidad en la cual viven los estudiantes. Frente a opciones en las cuales la enseñanza y el aprendizaje responden a organizaciones abstractas que muchas veces no tienen nada que ver con la realidad de sus protagonistas, los proyectos presentan a la vida misma de sus actores, como el contenido principal de la educación. Sus problemas, posibilidades, contextos, fenómenos y contenidos, son el centro de la actividad escolar y, a partir de ello, se desarrollan todos los contenidos escolares, propios de la cultura o exigidos por el ministerio de educación.

3. Tiene propósitos claros. Los proyectos tienen intencionalidades que son definidas desde un comienzo por parte de todos los actores del proceso educativo. Se refieren tanto a la formación de la persona (p.e. trabajo en equipo), como a aportar a la solución o comprensión de un problema (p.e. el manejo de las basuras), como lograr competencias en las áreas propias de las escuelas primaria y secundaria o de la universidad.

4. Involucran en su desarrollo a diversos actores (estudiantes, profesores, familias y comunidad en general) y diversos ámbitos, como pueden ser el medio natural, las instituciones del estado, los centros recreativos y culturales, entre otros.

5. Utiliza la investigación como medio privilegiado para la construcción de los conocimientos por parte de todos. Para ello la formulación de preguntas, la enunciación de hipótesis, la búsqueda de información, la sistematización y la elaboración de conclusiones, son componentes a tener en cuenta a la hora de realizar los proyectos.

6. Poseen un punto de llegada, el cual es definido desde un comienzo. Para ello se formula una actividad final, la cual sirve de norte para las búsquedas y para concretar los resultados esperados.

7. Es flexible, pues debe adaptarse a las condiciones de los estudiantes y del medio, pero sobre todo a los hallazgos logrados mediante la búsqueda. Cuando en su desarrollo se encuentra una opción para redefinir objetivos, contenidos y métodos, deben hacerse los ajustes, pues la meta es el aprendizaje significativo, la construcción de los conocimientos, no la sola acumulación de actividades y contenidos.

8. Colaboración permanente entre los actores del aprendizaje. Los proyectos suponen un trabajo cooperativo que lleva a que cada uno de los miembros ponga al servicio del equipo sus cualidades, capacidades y recursos. Esto implica que para que todos logren los objetivos, cada uno de los miembros del grupo deben alcanzar sus propias metas.

Fases en la construcción de los proyectos.
En términos generales puede decirse que los proyectos se desarrollan atendiendo a cinco fases, no necesariamente lineales, pues en determinados momentos puede volverse sobre ellas, con el fin de reorganizar la planeación, reprogramar actividades y objetivos, entre otros.

Estas cinco fases son:

1. Planeación. Ninguna actividad educativa formal o no formal debería hacerse sin una adecuada planeación, puede ésta ser todo lo flexible que se desee, pero no es responsable desarrollar actividades pedagógicas que no hayan tenido un mínimo de planeación. Tal planeación, para el caso de los proyectos tendrá los siguientes componentes:

a. Valoración inicial. Consiste en el conocimiento previo que todo profesor debe tener acerca de sus estudiantes, sus capacidades, conocimientos, herramientas cognitivas, experiencias, historia personal y familiar; en fin, todo aquello que va a facilitar u obstaculizar el aprendizaje. Pero se trata también de conocer las potencialidades del medio para el desarrollo de actividades como las que seguramente surgirán a partir del proyecto. Esta valoración inicial permitirá saber con qué se cuenta para sacar adelante el proyecto que se elegirá posteriormente.

b. Escogencia del proyecto. Este es un proceso en el cual deben participar todos los estudiantes y sus profesores. Unas preguntas orientarán esta elección: qué deseamos aprender (intereses de los estudiantes), qué necesitamos aprender (requerimientos personales y expectativas sociales) qué podemos aprender (potenciales individuales, grupales y sociales). Para lograrlo es importante que los estudiantes hagan una "mirada" cualificada a la realidad que viven, la alimenten con las conversaciones que sostengan con otros, especialmente, personas significativas de la familia o la comunidad y con las fuentes del conocimiento acumulado por las sociedades y que se plasman principalmente en los libros. Con estos presupuestos los estudiantes y el mismo profesor están preparados para presentar a la clase temas que valdría la pena convertir en proyectos de aula. Cuando los estudiantes presentan sus ideas a la clase en una gran puesta en común, deben justificar su propuesta argumentando desde la finalidad (para qué se va a abordar dicho aprendizaje), la utilidad (cuál es el valor de uso de ese proyecto, qué beneficios traerá su estudio a las personas, al grupo y a la comunidad). Con ello se presenta la justificación, la cual comprende: el por qué se debe elegir ese tema como proyecto de aula, para qué se estudiará, viabilidad (¿es posible llevar a cabo ese proyecto?) y los valores que se promueven con el desarrollo de tales proyectos.

c. Supuesto lo anterior, se le da un nombre que dé cuenta de la magnitud del tema y que ojalá sea atractivo para los estudiantes. También se le asignan unos objetivos del mismo, todo esto con la participación de los estudiantes, indicando con ello qué es lo que se pretende alcanzar con el mismo.

d. Planteamiento de preguntas, subpreguntas e hipótesis. Con el fin de orientar las búsquedas, se formulan una serie de preguntas principales que desean responderse al desarrollar el proyecto. Es probable que estas preguntas generales u orientadoras susciten otras preguntas menores o subpreguntas. Todas ellas deben agruparse por categorías y darán origen a lo que en adelante se llamarán los subproyectos, que son partes del tema central que se va a abordar, facilitando así la posterior asignación de responsabilidades a los grupos de trabajo que se organizarán en la clase. Cada pregunta debe ser respondida suficientemente, si es que se quieren alcanzar los objetivos del proyecto. En investigación, a las respuestas anticipadas a las preguntas formuladas, se les llaman hipótesis y éstas deben ser comprobadas a lo largo del proyecto. En los proyectos los estudiantes formulan hipótesis para tratar de responder a las preguntas que han formulado, poniendo así en juego una herramienta cognitiva[4] que poseen todas las personas y que es importante estimular en la escuela.

e. Indicación de los contenidos a abordar durante el desarrollo del proyecto. Estos contienen los propios del proyecto y los propuestos por el profesor para dar cumplimiento a los requerimientos de los programas académicos correspondientes para el grado.

f. Formulación de las actividades que deben ser llevadas a cabo para lograr los objetivos propuestos, responder las peguntas, comprobar las hipótesis y abordar todos los contenidos propuestos.

g. Recursos requeridos para el desarrollo del proyecto. Estos comprenden los humanos, técnicos, bibliográficos, físicos, económicos y en fin todo aquello que es indispensable para el normal desarrollo del trabajo.

h. Tiempo previsto: da cuenta del período que se destinará para el desarrollo total del proyecto, que puede ser desde una semana, hasta un año, dependiendo de las pretensiones del mismo. Lo usual es que los proyectos de aula duren mínimo dos y máximo seis semanas.

i. Logros previstos, formulados como lo que se espera que sea alcanzado por los estudiantes a partir de las actividades propias del Proyecto.

2. Experienciación. Es la oportunidad que los estudiantes tienen de vivir personalmente la aventura del aprendizaje. Es gustar internamente de los conocimientos, los métodos, las experiencias propias de la construcción de conocimientos. Para ello los estudiantes y el profesor, deben atender a los siguientes componentes:

a. Regionalización: consiste en ubicar la temática del proyecto en las condiciones (retos, posibilidades, problemas, oportunidades) que ofrece el medio concreto en el cual viven los niños y las niñas, al igual que los jóvenes. Es poder ubicar ideas y conceptos en el sentido amplio de las realidades de las cuales son 5extraídos los proyectos. La realización de la regionalización, permite conocer mejor la realidad, relacionarse con ella desde la escuela y transformarla o por lo menos contribuir a su transformación, posibilita además acceder a un conocimiento crítico de la realidad y de la cultura.

b. Referente conceptual: los profesores tienen la obligación de ir un paso adelante de los estudiantes en algunas de las situaciones vividas en el aprendizaje y la enseñanza; además debe tener elementos para dinamizar los procesos de los estudiantes, para ayudarles a avanzar en sus conocimientos y no quedarse solamente con las intuiciones acerca de los temas vistos dentro de los proyectos. Para ello los docentes deben consultar, apropiarse conceptualmente de los contenidos; de allí elaborará guías de trabajo, hará preguntas que movilicen el aprendizaje, aclarará dudas, corregirá errores y posibilitará la conceptualización.

c. Realización de las actividades. Acá se da el despliegue de lo planeado. Para ello se organizan subgrupos, los cuales se pueden encargar de diversos temas (o subproyectos, si los hay). Se realizan consultas, indagaciones, visitas, entrevistas, experimentos, grabaciones, fotografías, reuniones, diálogos, etc. Es posible que sean necesarios el trabajo personal, en el que cada estudiante aporta lo que le corresponde para garantizar el éxito del grupo y la apropiación de los contenidos propuestos por el proyecto y el trabajo grupal, en el cual se recogen los esfuerzos y las comprensiones individuales para llegar a una construcción colectiva.

3. Reflexión. Es el momento para tomar conciencia más plenamente del trabajo realizado y su impacto en cada una de las personas implicadas en el proyecto. Se trata de revisar el proceso seguido, identificar los hallazgos hechos, las dificultades encontradas, los progresos realizados y determinar las nuevas tareas que deben hacerse para terminar cabalmente el proyecto y sacar el mayor provecho académico del mismo.

A veces se realiza por medio de una puesta en común, una plenaria o una reunión de grupo. Otras veces se hará en forma individual, a la manera de toma de conciencia o reflexión personal.

4. Acción. Es uno de los momentos más importantes del proceso asociado con el Proyecto de Aula. Esta se expresa a través de la Actividad Final, en la cual se recogen los adelantos hechos, la síntesis de los conocimientos alcanzados, la celebración alrededor de lo aprendido. Esta puede consistir en una salida, una exposición, un libro, un experimento, una presentación, una cartelera, un invento, una acción social. Lo que interesa acá es que manifieste un dominio del tema tratado y que tenga una significancia social, que de alguna manera contribuya a la comprensión y la transformación de las realidades.

5. Evaluación, que debe abarcar la consideración acerca de los procesos y los resultados, los aprendizajes y los productos presentados, los valores construidos y el crecimiento logrado por las personas y el grupo, en virtud de haber vivido la experiencia del proyecto.

Es toma de conciencia personal y grupal, pero es también juicio y valoración sobre lo aprendido. Como ya se ha anotado en otras conferencias en este mismo encuentro, comprende la autoevaluación, la heteroevaluación y la coevaluación y todas ellas sobre las personas, los recursos, los métodos, los contenidos y, en fin todo aquello que tiene que ver con el proyecto realizado.

Son muchos más los puntos que deben considerarse en una reflexión sobre los Proyectos de Aula, por ejemplo, el papel del profesor y del propio estudiante, el concepto de tiempo y espacio educativos, los instrumentos y recursos de aprendizaje, las competencias y los logros en los proyectos, para mencionar solo algunos de estos temas. Pero esto tendrá que ser motivo de otro capítulo. Por ahora baste solamente mencionar que éste es un abrebocas en este inmenso y esperanzador tópico de algunas alternativas didácticas para hacer cada vez más significativos y constructivos los aprendizajes de nuestros estudiantes y una más cualificada educación para nuestros niños y jóvenes, de los cuales tanto esperamos todos para el bien de nuestra sociedad.

Bibliografía.

Ausubel, D; Novak, J. Y Hanesian, H. (2000) Psicología Educativa: punto de vista cognoscitivo. Trillas: México
Blumenfeld, P.C. y otros. (1991) Motivating project-based learning. Educational Psychologist, 26 (3&4)
Colegio San Luis Gonzaga de Manizales (1996) Orientaciones Generales para la elaboración de programaciones cortas. Mimeo.
Díaz, L.E. (2004) Aplicaciones didácticas del constructivismo: el caso de los proyectos de aprendizaje. USB, Mimeo: Cali.
Hernández, F. y Ventura, M. (1994) La organización del currículo por proyectos de trabajo. Graó: Barcelona.
Monereo, C. (2001) Estrategias de aprendizaje. Letras de Deusto. Vol. 31 Nº 91
Moreno, M. y Sastre, G. (1988) Descubrimiento y construcción de conocimientos. Gedisa: Barcelona.
Muñoz, M.L. (1999) Proyectos con sentido. Univalle: Cali
Puche, R y otros. (2001) El niño que piensa. Univalle, Cali.
Starico, M. (1999) Los proyectos de Aula. Magisterio del Río de la Plata: Buenos Aires.
Vasco, C.E. y otros. (2000) El saber tiene sentido. Cinep: Bogotá.
Notas:

[1] Ocampo Flórez, Esteban. Decano Académico Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Pontificia Universidad Javeriana de Cali. En: http://www.cerpe.org.ve/boletin/boletin26/ppi26_3.pdf
[2] Monereo, C. (2001) Estrategias de aprendizaje. Letras de Deusto. Vol. 31 Nº 91
[3] Ausubel, D.; Novak, J y Hanesian, H. (2001) Psicología Educativa, punto de vista cognitivo. Trillas: México.
[4] Puche, R y otros. (2001) El niño que piensa. Univalle, Cali.

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